Publicado por Ecoacsa Reserva de Biodiversidadel Viernes, 02 Junio 2017
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer la salida de su país del Acuerdo de París, una decisión que no logrará engrandecer a la nación norteamericana, sino que la aísla de los retos globales y la hace irresponsable ante ellos.

La salida de Estados Unidos del Acuerdo de París anunciada ayer en los jardines de la Casa Blanca por el presidente de la nación norteamericana fue la confirmación de una muerte anunciada. El devenir de su errática política energética e internacional desde que se puso al timón de EE. UU. el pasado noviembre, sus gestos vagos y actitud esquiva mostrada en los foros internacionales en los que se ha abordado el desafío del cambio climático, así como las noticias filtradas a finales de la semana pasada a algunos medios de comunicación estadounidenses sobre la mayor inclinación de Trump a desmarcarse de París dejaban poco margen para la esperanza de que el sentido común saliera victorioso esta vez.

Haciendo valer su lema de campaña electoral que tan buenos resultados logró entre la población estadounidense a finales de 2016: «America First» (América Primero), Trump explicó sus razones a la audiencia congregada en la Casa Blanca. Así, aseguró que el Acuerdo de París «socavará la economía estadounidense, costará empleos a Estados Unidos, debilitará la soberanía nacional estadounidense y pondrá al país en permanente desventaja frente a los demás países del mundo».

«No queremos que otros líderes y otros países se rían de nosotros, y no lo harán». «Las mismas naciones que nos piden que permanezcamos en el acuerdo son los países que nos han costado colectivamente millones de millones de dólares a través de duras prácticas comerciales y en muchos casos de laxas contribuciones a nuestra alianza militar», agregó Trump.

«Fui elegido por los votantes de Pittsburgh, no por los de París. Prometo que me desmarcaré o renegociaré cualquier acuerdo que falle en su misión de servir a los intereses de Estados Unidos, sus empresas, sus trabajadores, su gente y sus contribuyentes», continuó.

Lo cierto es que, tal y como está articulado el Acuerdo de París, su texto no es negociable. Sí deja lugar a la revisión ?siempre al alza? de los compromisos de reducción de emisiones de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas (CMNUCC), pero no recoge ninguna alusión a la posibilidad de su negociación.

Por otro lado, el pacto de París acordado en un hito sin precedentes en diciembre de 2015 en la capital de Francia establece en su artículo 28 que «cualquiera de las Partes podrá denunciar el presente Acuerdo mediante notificación por escrito al depositario en cualquier momento después de que hayan transcurrido tres años a partir de la fecha de entrada en vigor del Acuerdo para esa Parte». La entrada en vigor tuvo lugar el pasado 4 de noviembre de 2016, por lo que Estados Unidos tendrá que esperar hasta el 4 de noviembre de 2019 para poder denunciar o retirarse del pacto efectivamente. Una vez que esto se lleve a efecto, «la denuncia surtirá efecto al cabo de un año contado desde la fecha en que el depositario haya recibido la notificación correspondiente o, posteriormente, en la fecha que se indique en la notificación». Por lo tanto, si el aviso se realiza justo a partir de la fecha en que es posible hacerse, el 4 de noviembre de 2019, Trump deberá esperar hasta el 4 de noviembre de 2020 para ver cumplida la decisión que anunció ayer.

Esa fecha, el 4 de noviembre de 2020, será justo un día después de que hayan tenido lugar las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, convocadas para el 3 de noviembre de 2020, por lo que es posible que Trump no siga en la Casa Blanca por entonces.

El mundo, fortalecido en sus compromisos de rebajar las emisiones, a pesar de Trump

Aunque algunos temían que el desmarque del presidente de EE. UU. del pacto universal sobre el cambio climático pudiera provocar una reacción en cadena en esa misma dirección de otras naciones, en las horas transcurridas desde el anuncio de Trump hemos sido testigos precisamente de lo contrario.

Numerosos líderes políticos de otros países han alzado la voz para confirmar su compromiso firme con el cumplimiento del Acuerdo de París. Por ejemplo, los gobiernos de Alemania, Francia e Italia han emitido un comunicado conjunto en el que lamentan la decisión de Trump y aseguraron con firmeza que no creen que el Acuerdo de París pueda ser renegociado, «ya que es un instrumento vital para nuestro planeta, nuestras sociedades y nuestras economías». Por ello, reiteran su compromiso de aplicarlo rápidamente.

Además, el recién electo presidente de Francia, Emmanuel Macron, divulgó un mensaje en inglés televisado en el que explica que mantuvo una conversación telefónica con Trump para explicarle que el cambio climático «es uno de los grandes desafíos de nuestros tiempos». Asimismo, hizo un llamamiento a los ingenieros, científicos, empresarios y demás ciudadanos responsables que se han sentido decepcionados con la decisión de Donald Trump para que encuentren en su país una «segunda patria» y les propone que acudan a trabajar a Francia, que se mantengan confiados porque «lograremos el éxito». «Porque estamos plenamente comprometidos, porque dondequiera que vivamos y quienquiera que seamos todos compartimos la misma responsabilidad: hacer que nuestro planeta sea grande de nuevo».

La voz crítica con la postura de EE. UU. de la Unión Europea tampoco se hizo esperar. El comisario europeo de Acción Climática y Energía, Miguel Arias Cañete, divulgó a través de su cuenta de Twitter un comunicado en el asegura que «es un día triste para la comunidad global, ya que un socio clave le ha dado la espalda a la lucha contra el cambio climático. La Unión Europea lamenta mucho esta decisión unilateral de la Administración Trump de salirse del Acuerdo de París». Y finaliza dejando claro que «el anuncio de hoy nos ha fortalecido en lugar de debilitado, y este vacío será llenado por un nuevo y amplio liderazgo comprometido. Europa y sus socios fuertes en todo el mundo están listos para liderar el camino. Trabajaremos juntos para afrontar uno de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo. Lo haremos juntos. Estamos en el lado correcto de la historia».

Además, en el marco de la cumbre entre la UE y China que culminará hoy en Bruselas (Bélgica), está previsto que ambas partes difundan un comunicado conjunto en el que reafirman sus compromisos con el histórico pacto sobre cambio climático y anuncian la intensificación de su cooperación para mejorar su aplicación.

Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, también divulgó su opinión en respuesta al anuncio de Trump, un texto en el que reconoce que, «si bien la decisión de Estados Unidos es desalentadora, seguimos inspirados por el impulso creciente en todo el mundo para combatir el cambio climático y la transición hacia economías de crecimiento limpio». «Todos somos custodios de este mundo, motivo por el que Canadá continuará trabajando con los Estados Unidos y con otras partes interesadas para hacer frente al cambio climático y promover un crecimiento limpio. También continuaremos contactando al gobierno federal de los Estados Unidos para discutir este asunto de importancia crítica para toda la humanidad e identificar áreas de interés compartido para la colaboración, incluida la reducción de emisiones».

La primera ministra británica, Theresa May, también comunicó por teléfono a Trump su decepción por la postura estadounidense, según un comunicado oficial realizado por su gabinete, y le trasladó que el Reino Unido se mantendrá inamovible en sus compromisos con el pacto de París. Además, defendió que «el Acuerdo de París proporciona el marco mundial adecuado para proteger la prosperidad y la seguridad de las generaciones futuras, a la vez que mantiene la energía asequible y segura para nuestros ciudadanos y empresas». Por último, May trasladó a Trump que «la puerta sigue abierta a la futura participación de Estados Unidos en el acuerdo».

Desde el otro lado del Atlántico, Enrique Peña Nieto, presidente de México, se unió a las voces favorables a seguir avanzando en el proceso de implementación del primer pacto global sobre cambio climático y aseguró a través de su perfil en la red social Twitter que su país «mantiene el respaldo y compromiso con el Acuerdo de París para detener los efectos del cambio climático global».

Por su parte, el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, se pronunció al respecto a través de dos mensajes en los que exigió «el cumplimiento integral de los acuerdos como compromiso con el futuro de nuestra especie» y ratificó la «voluntad inquebrantable» de su país «en la acción mundial contra cambio climático».

Asesores, políticos, empresarios locales y organismos internacionales se desmarcan de Trump

Por cuestiones éticas, miembros del Consejo Asesor de Donald Trump hicieron pública ayer su dimisión de dicho organismo al conocer la postura definitiva del mandatario norteamericano sobre el pacto de París. Un acuerdo que tiene por objetivo recortar las emisiones globales de gases de efecto invernadero y evitar que la temperatura del planeta aumente por encima de los 2 ºC respecto a los niveles preindustriales para finales de siglo.

Así, el director ejecutivo de Disney, Robert Igner, aseguró que, «por cuestión de principios, he dimitido del Consejo Asesor de la Presidencia tras la salida de EE. UU. del Pacto de París». A él se sumó Elon Musk, director ejecutivo de Tesla y de SpaceX, quien aseguró que «me retiro de los consejos asesores presidenciales. El cambio climático es real. Salirse de París no es bueno para EE. UU. ni para el mundo».

En la misma línea se manifestaron Brad Smith, presidente de Microsoft, Sundar Pichai, CEO de Google, y Jeff Immelt, CEO de General Electric y el director ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, dedicó su primer tweet precisamente a anunciar que «la decisión de hoy es un revés para el medioambiente y para la posición de liderazgo de Estados Unidos en el mundo».

En el ámbito de la política, Bill Petudo, alcalde de Pittsburg, también se pronunció sobre este asunto mediante su cuenta tuitera, en la que publicó que, «como alcalde de Pittsburgh, puedo garantizaros que seguiremos las orientaciones del Acuerdo de París por nuestra gente, nuestra economía y nuestro futuro». Y aprovechó para recordarle al presidente estadounidense que precisamente los ciudadanos de su ciudad votaron en su mayoría a su rival en las presidenciales: en concreto, un 80 % apoyó a Hilary Clinton. Además, según un análisis realizado por el Programa para la Comunicación del Cambio Climático de la Universidad de Yale, la mayoría de los ciudadanos estadounidenses de todos los estados del país piensa que Estados Unidos debería respaldar el Acuerdo de París.

El gobernador de California, Jerry Brown, asegura en la comunicación divulgada después de conocer la opción de Trump que el presidente norteamericano «ha elegido el rumbo completamente equivocado. Está equivocado acerca de los hechos: La economía americana saldrá beneficia si sigue la estela del Acuerdo de París. Está equivocado en cuanto a los datos científicos. Totalmente equivocado. California resistirá esta forma de actuar completamente desencaminada».

También han hecho pública su decisión de seguir respaldando la acción climática para frenar el calentamiento global entidades y organismos de ámbito internacional, fondos de inversión y sus responsables como el Banco Mundial, CaISTR (segundo mayor fondo público de pensiones de Estados Unidos), Ceres, el CMNUCC, la COP22, la Presidencia de la COP23, el Instituto para el Desasrrollo Sostenible y las Relaciones Internacionales (IDDRI), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), The Elders y el Instituto Mundial de los Recursos ( WRI , por su acrónimo en inglés), entre otros.

América no será más grande, sino más solitaria e irresponsable

Es perfectamente lícito que el máximo responsable de gobierno de cualquier país del mundo vele por los intereses de sus ciudadanos. Lo que ya no resulta tan defendible es el hecho de para lograr el éxito de esa «buena intención» los medios empleados y las consecuencias derivadas de una decisión representen una amenaza en toda regla para algo que está muy por encima del interés particular de cualquier nación: la continuidad de la especie humana y el sostenimiento de nuestro planeta para que puedan seguir disfrutándolo las generaciones venideras.

El discurso dado por Donald Trump es corto de miras, insolidario y nada realista. ¿O es que acaso Pittsburg y París están en planetas diferentes? Su insistencia en conseguir que Estados Unidos «sea grande» a costa del devenir del resto del mundo deja su talla diplomática y humana muy por los suelos.

El rumbo hacia el que el presidente de EE. UU. quiere dirigir a su nación no logrará hacerla más grandiosa. Como si ser grande fuera únicamente una cuestión de poder. Trump se equivoca en su enfoque y, muy especialmente, yerra en su actitud. Los grandes líderes, las grandes personas, los grandes hitos que se han traducido en la mejora del bien común han sido alcanzados gracias a la actitud de aquellos que las han defendido: una actitud comprometida, positiva, conciliadora, integradora, solidaria, inclusiva, justa, consecuente y realista.

La actitud que manifiesta Donald Trump es de indiferencia e irresponsabilidad hacia los retos globales, además de indefendible, según le dejó claro Todd Stern, asesor sobre cambio climático de Estados Unidos entre 2009 y 2016, en un artículo reciente. Y es que con su actitud, el presidente norteamericano desoye el consenso de un 97 % de los científicos expertos en cambio climático del mundo, cuando su país es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero de la tierra(por detrás de China) ?principales causantes del calentamiento global? y el principal contribuidor de la historia a las emisiones a la atmósfera de CO2.

Ni el mundo ni Estados Unidos merecen que prime esa actitud que solo lleva al aislacionismo. Por ello, el resto debemos estar a la altura de lo que las generaciones futuras se merecen y hacer valer una acción climática positiva de la que se sientan orgullosos y agradecidos nuestros hijos, nietos y sus descendientes en un futuro que no debe sernos ajeno, a pesar de Trump.