Publicado por FERTINAGRO TECNOS MÁXIMA S.L.U.el Lunes, 15 Junio 2020
Los beneficios ecosistémicos de los suelos podrían ser a aumentar la captura de CO2 sobre unas 10 toneladas de dióxido de carbono por hectárea al año o aumentar la productividad agrícola en un 5%.
La riqueza de los suelos: un importante capital na
  • Según una primera aproximación, los beneficios ecosistémicos de los suelos podrían ser a aumentar la captura de CO2 sobre unas 10 toneladas de dióxido de carbono por hectárea al año o aumentar la productividad agrícola en un 5%
  • A pesar de la transición prevista hacia la economía circular, se estima que solo las sociedades humanas dispondrán cerca del 40% del total de la biomasa anual producida por el planeta
  • Es necesario apostar por aumentar la biomasa edáfica activa, reconociendo a los suelos como un ecosistema más y no solo como un sumidero de materias orgánicas. Desde Fertinagro Biotech proponemos cultivar el suelo para cultivar futuro

La transición hacia una economía circular y renovable ejercerá presión sobre los beneficios ecosistémicos que obtenemos de los suelos. El aumento de la población mundial esperada y la utilización de nuevos biomateriales para sustituir a los que se derivan actualmente de los recursos fósiles elevarán la cantidad de biomasa que las sociedades humanas se van a apropiar hasta niveles cercanos al 40% del total de la biomasa que se produzca en un año en el planeta. Esta apropiación humana dejará menos biomasa disponible para el resto de seres vivos que habitan el planeta o aumentará el impacto sobre el principal capital natural involucrado en la provisión de biomasa, que son los suelos.

Los suelos ya sufren importantes pérdidas de capital natural que, según las últimas estimaciones la degradación de los suelos en Europa, suman casi 40.000 millones de euros todos los años. Una valoración económica que no puede tener en cuenta en ningún caso la pérdida de un recurso no renovable como es el suelo. En este cálculo económico de la degradación de los suelos no computa la importante pérdida de biodiversidad que supone.

Ya que hay que tener en cuenta que en los 30 cm de suelo más superficiales existen miles de kilos de microorganismos (la media de los suelos estudiados en España por Fertinagro Biotech se acerca a los 2.000 kilogramos de microorganismos) y de una diversidad difícil de imaginar (más de 800 tipos diferentes, muchos de ellos aún por identificar); solo en estos 30 centímetros existe una información genética de casi 50 kg/ha de ADN. Si tenemos en cuenta que un humano tiene alrededor de 800 gramos de ADN en su cuerpo, la magnitud de información genética de los suelos es superlativa y nos indica la importancia de la pérdida que supone su degradación.

Cada vez que se degrada o se sella un suelo, se pierde una parte importante de la biodiversidad que habita el planeta. Y no podemos obviar que la biodiversidad no es sino la protagonista de los beneficios ecosistémicos de soporte y regulación que proporcionan los suelos, ente ellos los de recirculación de nutrientes y por lo tanto de la fertilidad natural; beneficios ecosistémicos como el reciclaje de nutrientes, la regulación del clima, depuración de aguas, reservorio de biodiversidad y otros muchos beneficios que se ven en peligro cuando ejercemos presiones significativas sobre los suelos que provocan su degradación.

Con esta degradación de los suelos perdemos capacidad natural de producir biomasa, siendo necesario, por tanto, más superficie apropiada para la sociedad o una mayor utilización de recursos exógenos como fertilizantes y pesticidas, que proporcionan mayores impactos ambientales.

Por todo lo anteriormente expuesto, la propuesta de cultivar los suelos para cultivar futuro sería una ampliación de la iniciativa 4 por mil de materia orgánica en los suelos, donde dicha ampliación introduce los conceptos ecológicos de los suelos, y no solo, la visión de los mismos, como mero almacén de CO2. 

Esta iniciativa buscaría dirigir que el aumento de la materia orgánica de los suelos sirviese para aumentar de una forma deliberada el capital natural de los suelos. Con este aumento, conseguiríamos aumentar la fertilidad natural aumentando de esta forma la productividad de biomasa con un menor impacto ambiental, minimizando de esta manera la cuota de biomasa apropiada por las sociedades humanas y dejaríamos una mayor cantidad de biomasa disponible para el resto de seres vivos.

Para ello, además de monitorizar, si se aumenta el 4 por mil de materia orgánica, España, desde nuestro punto de vista, debería apostar por aumentar la biomasa edáfica activa (microorganismos de los suelos mayoritariamente), reconociendo a los suelos como un ecosistema más y no solo como un sumidero de materias orgánicas (¿hasta qué punto es una forma de gestión de residuos?) que nos dará un secuestro de CO2.

Esta aproximación a los suelos como sumidero deja de lado las importantes ventajas ecosistémicas que podría proporcionarnos este importante capital natural y que permitiría crear importantes beneficios económicos, ambientales y sociales al país. 

Las actuaciones a desarrollar para garantizar está importante ventaja estratégica en un país con la baja densidad demográfica por km2 que tenemos, deberían comenzar con un estudio de la riqueza natural que existe en el subsuelo (mapa biológico de los suelos de España). Esta información sumada a la existente de todas las zonas agroclimáticas permitiría determinar las mejores técnicas aplicables en cada zona climatológica y uso del suelo, estableciendo de esta forma el mejor modo de cultivo de los suelos, para que éstos cultiven nuestra biomasa. Existe un importante caso de éxito que es el liderazgo francés en la incitativa 4 por mil. 

Más allá del caso de éxito y el liderazgo que atesora Francia en este sentido con la iniciativa 4 por mil, a través de la iniciativa propuesta por Fertinagro Biotech de cultivar suelos para cultivar futuro, España podría lanzar importantes mensajes:


1. Alinearse con el pacto Verde. Descarbonizando la economía de dos formas, por un menor impacto ambiental de la agricultura y por un aumento de la captura de CO2 en los suelos.

2. Alinearse con la estrategia de economía circular. A través de la reutilización de materias orgánicas y de otros subproductos como las cenizas de combustión de biomasa, la estruvita de depuración de aguas, etc.

3. Alinearse con la estrategia de biodiversidad. El mantenimiento de los microorganismos de la cadena detritívora, genera numerosas interacciones con todos los niveles de la cadena trófica.

4. Alinearse con la estrategia ?de la granja a la mesa?. El impacto sobre los sistemas alimentarios aumentando la eficiencia de los fertilizantes y minimizando los pesticidas por generación de competencias naturales frente a patógenos disminuye el impacto ambiental de los sistemas agrícolas.

5. Alinearse con la estrategia de transición justa hacia las zonas más despobladas y el mundo rural
No podemos tratar de cuantificar aquí y ahora otros efectos de regeneración de hábitats, pero serían muy importantes, ya que el suelo es el encargado natural de reciclar la bioeconomía original.


Sergio Atares Real

Doctor en Energía renovable y eficiencia energética

Director de Planificación Estratégica de Fertinagro Biotech.